viernes, 20 de septiembre de 2013

En la esquina grita un loco

Doce y pico... en la esquina grita un loco.  El vino de la cosecha Carlos Andres está un tanto dulce... el loco sigue gritando.  Me asomo a la ventana, lo miro... "que bueno ser ese loco para gritar vainas", pienso.  Estoy brindando por dos amigos: Uno: Liber (que extraño nombre) que creyó en el proyecto y me compró 8 libros por adelantado... "gracias liber", pienso, y el loco vuelve a gritar... pienso en Sara; siempre es bueno conocer a alguien que se llame Sara, aunque a esta ya la conocía... "salud por Sara", pienso mientras tomo un sorbo de la cosecha Carlos Andres... el loco vuelve a gritar.
El otro amigo por el que brindo se llama Yesid.... un loco, un loco que me enseñó a gritar cuando eramos niños.  Yesid era "monito" y de apellido Gallo, soñábamos ser astronautas y conquistar la luna, y también el amor de Claudia.  "Que bueno cuando era niño", pienso... ahora grita el loco, pero el loco que tengo adentro hace 5 ó 55 años, el loco que no me deja dormir y me dicta histiorias.  El loco que se enamoró de otro loco que se llama Woody Allen (Andrea hoy está leyendo a Woody Allen; que bueno que lo leyera más y fuera menos a misa)... el loco grita, pero Yesid ya se fue, hace 5 ó 55 años.
No lea esto, pues lo dictó un loco a gritos desde la esquina... o desde adentro... o desde la infancia.... o era que el vino de la cosecha Carlos Andres estaba muy dulce.

Una pasión centenaria

Apropósito de los cien años del DIM les comparto un video realizado con la mejor periodista que conozco, María Elena Flórez, tipa ella apática al fútbol, pero apasionada con todo aquello que genere pasión.
Y los personajes?... pues como todo lo del DIM, sacado de lo impensado, de esos lugares y personas que uno cree que no existen.

http://www.youtube.com/watch?v=EhjF9Jp2j8A

Había una vez una ciudad chiquita….

Había una vez una ciudad chiquita que se empeñaba en hacer conciertos y fiestas en cualquier calle… una ciudad chiquita que no tenía un plan o un secretario de movilidad y mucho menos un censo serio de buses, taxis, motos y volquetas.  Una ciudad chiquita donde hicieron un medio de transporte “rápido” sin carriles propios y con estaciones inútiles en medio de las lomas.
Había una ciudad chiquita, pero bonita.... que se creía grande, y se preocupaba por mostrar su mejor cara a los extranjeros y extraños (si eran inversionistas más se engalanaba) pero no se preocupaba por la seguridad y movilidad de sus hijos…. Una ciudad ciega que no “tenía” problemas sociales porque tenía un mega centro de eventos y cada rato la escogían como sede de bobadas….
Una ciudad chiquita que se demoró mucho para crecer, porque el ego de sus habitantes estaba tan inflado que su motivación era “aquí también roban, pero poquito y se ve la inversión” y “vivimos en el mejor vividero del mundo”….
Claro, como no iban a vivir en el “mejor vividero del mundo” si sus referentes eran otras ciudades, igual de chiquitas, putas y miopes.